domingo, 27 de julio de 2008

LA GUERRA FRIA









Se denomina Guerra Fría al enfrentamiento político, ideológico, económico, tecnológico, militar e informativo, que tuvo lugar durante el siglo XX entre los bloques occidental-capitalista, liderado por Estados Unidos, y oriental-comunista, liderado por la Unión Soviética, del que se separó posteriormente China para ir creando su propia esfera de influencia que lograría poco tiempo después.
Estos dos bloques se caracterizaron por no tomar nunca acciones directas el uno contra el otro, sino que actuaban contra un aliado del bloque contrario o aliados antagónicos se enfrentaban entre sí. Si bien estos enfrentamientos no llegaron a desencadenar una
guerra mundial, la entidad y la gravedad de los conflictos e intereses económicos, políticos e ideológicos comprometidos marcaron significativamente la mayor parte de la historia de la segunda mitad del siglo XX, pues las dos superpotencias deseaban implantar su modelo de gobierno en todo el planeta y en todo momento. Los límites temporales del enfrentamiento se ubican entre 1945 y 1948 (fin de la Segunda Guerra Mundial y fin de la posguerra respectivamente) hasta 1985 (inicio de la Perestroika) y 1991 (disolución de la Unión Soviética).











ANTECEDENTES










Existe un cierto desacuerdo sobre cuándo comenzó exactamente la Guerra Fría. Mientras que la mayoría de historiadores sostienen que empezó nada más acabar la II Guerra Mundial, otros sostienen que los inicios de la Guerra Fría se remontan al final de la I Guerra Mundial, en las tensiones que se produjeron entre el Imperio Ruso, por un lado, y el Imperio Británico y los Estados Unidos por el otro[5] . El choque ideológico entre comunismo y capitalismo comenzó en 1917, tras el triunfo de la Revolución Rusa, de la que Rusia emergió como el primer país comunista. Este fue uno de los primeros eventos que provocó las primeras erosiones considerables en las relaciones ruso-americanas .
Algunos eventos previos al final de II Guerra Mundial fomentaron las sopechas y recelos entre soviéticos y norteamericanos: la idea
bolchevique de que el capitalismo debía ser derribado por la fuerza para ser reemplazado por un sistema comunista[6] , la retirada rusa de la I Guerra Mundial tras la firma del Tratado de Brest-Litovsk con el Segundo Reich, la intervención norteamericana en apoyo del Movimiento Blanco durante la Guerra Civil Rusa y el rechazo estadounidense a reconocer diplomáticamente a la Unión Soviética hasta 1933[7] . Junto a estos, diferentes eventos durante el periodo de entreguerras agudizaron las sospechas: la firma del Tratado de Rapallo y del Pacto germano-soviético de no agresión son dos notables ejemplos













ALIANZAS EN EUROPA






Las alianzas en Europa OccidentalLos estadounidenses temían que la penuria económica del Viejo Mundo fuera un buen motivo para el comunismo avanzara sobre Occidente.El viejo Continente había sido antes de la guerra el principal
cliente de los EEUU y sin un pronto restablecimiento europeo, la prosperidad de los EEUU, no estaría asegurada.En 1947, el secretario Marshall decidió poner en marcha un amplio plan de ayuda económica y tecnológica destinado a reconstruir Europa.Los EEUU estaban dispuestos a entregar los fondos necesarios para el restablecimiento de la economía.Se invitó entonces a la Unión Soviética y a sus países satéilites a participar en el plan, pero el ofrecimiento no fue aceptado.A partir de ese año los países europeos beneficiados por la aplicación del plan, realizaron notables progresos, en pocos años, duplicaron la producción industrial de preguerra.Los principales beneficiarios del Plan Marshall fueron Gran Bretaña, Francia; Italia y Alemania Occidental.Como complemento del plan, se creó en 1048 la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE) para facilitar la ayuda mutua entre los países integrantes.En 1951, se creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), con el propósito de coordinar la explotación de los yacimientos de coque y de hierro del centro de Europa.El Plan Marshall se dio por concluído en 1952, habiendo cumplido con sus objetivos. Para ese entonces el peligro del control soviético sobre Europa Occidental había desaparecido, Alemania Occidental era independiente y su economía se recuperaba con gran rapidez.Pero el bloqueo soviético a Berlín Occidental fue el detonante que produjo la concentración de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), tratado de cooperación militar firmado por Washington en 1949. Todos los países importantes de Europa Occidental, finalmente firmaron el pacto no excepción de Suecia y suiza, que decidieron permanecer neutrales.
- Las Alianzas en Europa OrientalTras el rechazo del Plan Marshall, la Unión soviética y los países europeos
satélites, crearon en 1947 el Kominform, que puede citarse como la versión comunista del plan.En 1949 se estableció en Moscú el COMECON, con el propósito de coordinar las diferentes economías nacionales. Éste, estaba integrado por los mismo países del Kominform (Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Albania y la Unión Soviética).Después de 1955 el COMECON, comenzó a promover la especialización económica de los distintos países para favorecer la integración económica en gran escala.Encontró resistencia en Hungría y Rumania, que temían quedar relegadas a un papel de país agropecuario.En 1955 se firmó el Tratado de Varsovia entre la Unión Soviética y sus satélites europeos. Este Tratado organizó a la Europa Oriental desde un punto de vista militar tal como había ocurrido con la OTAN en la Europa Occidental.En 1956 se dividió Kominform para el reingreso de Yugoslavia a la órbita soviética.En 1968 Albania se retiró del Tratado de Varsovia (había roto relaciones con la Unión Soviética en 1961) y del COMECONLa división entre el bloque de la democracias liberales y el bloque de las naciones socialistas quedaba así consolidado


















Competencia EEUU vs URSS


1957
La URSS lanza el Sputnik 1, primer satélite artificial. Y el Sputnik 2, llevando a bordo a la perra Laika. Los políticos de EEUU se sintieron impresionados, y los ingenieros de cohetes mortificados, pidieron 70 días para colocar otro satélite en el espacio, a pesar de que necesitaron 90.
1961
Yuri Gagarin, a bordo del Vostok 1, se convierte en el primer astronautadió una vuelta completa al globo, fue considerado como un héroe nacional y admirado por todo el mundo. Mientras tanto, los norteamericanos, trataban de recuperar la ventaja perdida. Se declaró que pondrían a un norteamericano en la Luna antes del final de la década.
1962
El Norteamericano John Glenn se convierte en el primer estadounidense en recorrer la órbita de
la Tierra desde el espacio.
1963
La soviético Valentina Tereshkova se convierte en la primer
mujer astronauta
1964
La nave espacial rusa Vosiod 1 coloco a 3 homre en órbita durante 24 horas
1965
Se realiza el primer paseo espacial. Se lanza al espacio el primer satélite comercial.
1969
El
hombre llega a la luna.
1971
Salyut 1, es la primera estación oribtal.
1972
Ultima
misión tripulada a la Luna (Apolo XVII)
1984
Bruce McCandless, es el primer astronauta que realiza un paseo espacial autónomo.
1988
Se lanza el telescopio espacial Hubble. La sonda Magallanes realiza un mapa radar de Venus.
1990
El COBE detecta evidencia del big-bang
1992
Se presenta la misión Cassini, de explotación del
Sistema Solar y de detección de planetas análogos a la Tierra.

















“¿Peón o actor? Chile en la Guerra Fría (1962-1973)”. Joaquín Fermandois
Chile fue testigo y parte de las tensiones ideológicas del siglo XX. Esto explica, señalaFermandois, que en la polarización de los años sesenta y comienzos de los setenta, norteamericanos y soviéticos se multiplicaran en sus esfuerzos por promover en Chile políticas que estuvieran acordes con la lectura que hacían de sus propios intereses. Pero los actores chilenos no eran meros peones; estaban convencidos de que en esos términos —“socialismo”, “libertad”, “mundo libre”, “antiimperialismo” — se jugaban sus propios intereses.Pero en Chile no había una ocupación extranjera ni una guerra civil.Eran las propias fuerzas políticas chilenas las que constituyeron polos de atracción que emulaban, en lo ideológico, al gran marco de la confrontación global.Chile es un actor, no un títere de fuerzas externas. No es el imperialismo sea cual sea su color el que conduce nuestros destinos.De los años cuarenta a los ochenta, el país se encontró en el ojo del huracán de la Guerra Fría. Escasamente se debió a la importancia estratégica de Chile. El cobre ha sido importante, pero en caso de emergencia las potencias occidentales no se iban a poner de rodillas por no comprarlo en Chile. Había otras razones generales, de pugna mundial, que justificaban esta acción norteamericana. Se trataba de la gran confrontación de Estados y de creencias o ideologías que sentó las bases de la Guerra Fría.Los documentos desclasificados constituyen elocuente prueba del sentimiento de impotencia de los norteamericanos por no poder influir en el desenlace del país austral, a pesar de los recursos y las esperanzas colocados en sus políticas.EEUU y la URSS en ChileAdemás de la espectacularidad del Chile de la Unidad Popular, y del Chile de la “antiutopía” del gobierno militar, se añadió ahora el papel pasivo, pero de cierto protagonismo, que desempeñó en la crisis política norteamericana de los setenta. Esto culmina, en los medios de comunicación de masas, con la referencia a Chile en el debate presidencial televisado de septiembre de 1976 entre el retador Jimmy Carter y el Presidente Gerald Ford. El demócrata le enrostra a Ford la situación de Chile como producto de las políticas de la Casa Blanca.Que “la CIA desestabilizó a Allende”, como explicación final, pasó a ser un supuesto de la conversación acerca de Chile. El “acoso” norteamericano parecía ser la principal fuente de la crisis que llevó a la caída de Allende. Los militares, en último término, habrían actuado movidos por los hilos manipulados desde Washington.El embajador pronostica, según sus recuerdos, el triunfo de Allende. Aconseja, entonces, la política que Washington debe seguir ¡que es la que efectivamente siguió la administración Nixon después de los coqueteos con Track I y Track II! Estos —Track I y Track II— fueron los intentos de provocar por medios constitucionales (pero abusivos) una nueva elección en la que Frei se pudiera presentar como candidato (I), y de provocar un golpe militar que “llamara a nuevas elecciones” (II).El único valor de Chile frente a los norteamericanos era el “valor de demostración”. El valor como modelo a seguir, como alternativa.Lo que nos confirman los documentos y testimonios de Corry son la frustración norteamericana ante la incapacidad de poder conducir los acontecimientos de un país tan pequeño como Chile.Con la caída de la URSS se han abierto muchos de los archivos que pueden aportar información valiosa respecto de la política exterior soviética para con los países latinoamericanos y en espacial con Chile. La cantidad de información soviética es menor que la norteamericana porque los archivos norteamericanos se abrieron con mucha anterioridad, pero en ambos casos queda mucho por saber.Pero los soviéticos tenían escasa influencia en el curso de los acontecimientos en Chile, y es probable que su grado de persuasión sobre los comunistas, en políticas concretas, no fuera alto. El asunto era más bien al revés. Los comunistas criollos desarrollaron un alto grado de fidelidad a Moscú, y la fijación en el modelo soviético y en el marxismo ortodoxo operó como un pesado lastre en el juego político nacional.Al igual que “los gringos”, los soviéticos no crearon de la nada al comunismo criollo.Lo apoyaron, claro está. Esto ayuda a comprender el poderoso aparato desarrollado por el partido a lo largo del país, y el sustento humilde, pero decoroso y mínimo, que le permitía mantener a sus militantes. Por cierto, el comunismo también reunía recursos al interior del país, y no había dependencia unilateral de Moscú. Pero los soviéticos debían de cuidar a quienes todavía creían a machamartillo en ellos.Aparte del hecho de que todavía falta mucho papel que desempolvar, se podría decir que la URSS no seguía la política interventora de los norteamericanos.Aunque felices de crearles un problema a los norteamericanos, no estaban dispuestos a arriesgar un choque frontal con éstos, ni menos a entrar en la obligación de subsidiar a la economía chilena como lo hacían con la cubana.El comunismo fue un actor chileno, así como también eran chilenos aquellos que sostenían sus esfuerzos políticos con recursos canalizados a través de la CIA. Sus elecciones fueron básicamente producto de la historia chilena, a la que le era y le es inherente un alto grado de identificación con fuerzas globales.

































“¿Peón o actor? Chile en la Guerra Fría (1962-1973)”. Joaquín Fermandois
Chile fue testigo y parte de las tensiones ideológicas del siglo XX. Esto explica, señalaFermandois, que en la polarización de los años sesenta y comienzos de los setenta, norteamericanos y soviéticos se multiplicaran en sus esfuerzos por promover en Chile políticas que estuvieran acordes con la lectura que hacían de sus propios intereses. Pero los actores chilenos no eran meros peones; estaban convencidos de que en esos términos —“socialismo”, “libertad”, “mundo libre”, “antiimperialismo” — se jugaban sus propios intereses.Pero en Chile no había una ocupación extranjera ni una guerra civil.Eran las propias fuerzas políticas chilenas las que constituyeron polos de atracción que emulaban, en lo ideológico, al gran marco de la confrontación global.Chile es un actor, no un títere de fuerzas externas. No es el imperialismo sea cual sea su color el que conduce nuestros destinos.De los años cuarenta a los ochenta, el país se encontró en el ojo del huracán de la Guerra Fría. Escasamente se debió a la importancia estratégica de Chile. El cobre ha sido importante, pero en caso de emergencia las potencias occidentales no se iban a poner de rodillas por no comprarlo en Chile. Había otras razones generales, de pugna mundial, que justificaban esta acción norteamericana. Se trataba de la gran confrontación de Estados y de creencias o ideologías que sentó las bases de la Guerra Fría.Los documentos desclasificados constituyen elocuente prueba del sentimiento de impotencia de los norteamericanos por no poder influir en el desenlace del país austral, a pesar de los recursos y las esperanzas colocados en sus políticas.EEUU y la URSS en ChileAdemás de la espectacularidad del Chile de la Unidad Popular, y del Chile de la “antiutopía” del gobierno militar, se añadió ahora el papel pasivo, pero de cierto protagonismo, que desempeñó en la crisis política norteamericana de los setenta. Esto culmina, en los medios de comunicación de masas, con la referencia a Chile en el debate presidencial televisado de septiembre de 1976 entre el retador Jimmy Carter y el Presidente Gerald Ford. El demócrata le enrostra a Ford la situación de Chile como producto de las políticas de la Casa Blanca.Que “la CIA desestabilizó a Allende”, como explicación final, pasó a ser un supuesto de la conversación acerca de Chile. El “acoso” norteamericano parecía ser la principal fuente de la crisis que llevó a la caída de Allende. Los militares, en último término, habrían actuado movidos por los hilos manipulados desde Washington.El embajador pronostica, según sus recuerdos, el triunfo de Allende. Aconseja, entonces, la política que Washington debe seguir ¡que es la que efectivamente siguió la administración Nixon después de los coqueteos con Track I y Track II! Estos —Track I y Track II— fueron los intentos de provocar por medios constitucionales (pero abusivos) una nueva elección en la que Frei se pudiera presentar como candidato (I), y de provocar un golpe militar que “llamara a nuevas elecciones” (II).El único valor de Chile frente a los norteamericanos era el “valor de demostración”. El valor como modelo a seguir, como alternativa.Lo que nos confirman los documentos y testimonios de Corry son la frustración norteamericana ante la incapacidad de poder conducir los acontecimientos de un país tan pequeño como Chile.Con la caída de la URSS se han abierto muchos de los archivos que pueden aportar información valiosa respecto de la política exterior soviética para con los países latinoamericanos y en espacial con Chile. La cantidad de información soviética es menor que la norteamericana porque los archivos norteamericanos se abrieron con mucha anterioridad, pero en ambos casos queda mucho por saber.Pero los soviéticos tenían escasa influencia en el curso de los acontecimientos en Chile, y es probable que su grado de persuasión sobre los comunistas, en políticas concretas, no fuera alto. El asunto era más bien al revés. Los comunistas criollos desarrollaron un alto grado de fidelidad a Moscú, y la fijación en el modelo soviético y en el marxismo ortodoxo operó como un pesado lastre en el juego político nacional.Al igual que “los gringos”, los soviéticos no crearon de la nada al comunismo criollo.Lo apoyaron, claro está. Esto ayuda a comprender el poderoso aparato desarrollado por el partido a lo largo del país, y el sustento humilde, pero decoroso y mínimo, que le permitía mantener a sus militantes. Por cierto, el comunismo también reunía recursos al interior del país, y no había dependencia unilateral de Moscú. Pero los soviéticos debían de cuidar a quienes todavía creían a machamartillo en ellos.Aparte del hecho de que todavía falta mucho papel que desempolvar, se podría decir que la URSS no seguía la política interventora de los norteamericanos.Aunque felices de crearles un problema a los norteamericanos, no estaban dispuestos a arriesgar un choque frontal con éstos, ni menos a entrar en la obligación de subsidiar a la economía chilena como lo hacían con la cubana.El comunismo fue un actor chileno, así como también eran chilenos aquellos que sostenían sus esfuerzos políticos con recursos canalizados a través de la CIA. Sus elecciones fueron básicamente producto de la historia chilena, a la que le era y le es inherente un alto grado de identificación con fuerzas globales.